MUNDO NUEVO Y CORAZONES GRANDES

Mientras existan injusticias existirán hombres y mujeres que se rebelarán contra dichas injusticias. Pero hay rebeldes y rebeldes; no todos son iguales, ni todos merecen la misma aprobación y admiración. Como ocurre con los indignados que vemos en las marchas de protesta en cualquier lugar del mundo.

Mientras hay jóvenes y adultos que merecen el aplauso universal por su respeto, por su inteligente y educada manera de protestar, a veces hasta por su artística y creativa manera de hacerlo, nos podemos encontrar con otros que por su violencia, amargura y agresividad, entorpecen más que ayudan, en el proceso de las protestas justas. Sus conductas violentas merecen el rechazo de la sociedad.

Felizmente en nuestro mundo de hoy existen muchos hombres y mujeres de gran corazón; hombres y mujeres de corazón sensible que saben ponerse muy bien en el lugar de los demás, especialmente de los más pobres, débiles y marginados. El mes de mayo, que se inaugura con el día dedicado a conmemorar los esfuerzos emprendidos a lo largo de la historia por los trabajadores, en busca del respeto a sus justos derechos, puede ser ocasión propicia para describir el perfil de los hombres y mujeres de gran corazón, dispuestos a dar la vida por las causas justas.

Hay una ciencia psicológica conocida con el nombre de “Psicología de la Liberación”. En ella podemos encontrar elementos que nos llevan a una  descripción aproximada de estos hombres y mujeres que hemos llamado de corazón grande. Ante todo son hombres y mujeres normales y corrientes, sencillos de adentro; la sencillez les brota del alma y se irradia por todos los poros de su cuerpo. No son gente que gusta de tronos ni trapos relucientes para llamar la atención. No se hacen propaganda ni alardean de nada. No llevan otra vestimenta que la autenticidad, su amor a la verdad, su trasparencia limpia y clara como el agua cristalina. Pero a su vez su inteligencia penetrante y lúcida los conduce a realizar algunos momentos reflexivos que son sencillamente geniales. Aquí tienes, amigo lector y amiga lectora, algunas características propias de estas mentes lúcidas de corazón grande, que tomo de los autores que escriben sobre Psicología de la Liberación.

1.- Son personas atentas al mundo que les rodea. Perciben la realidad tal cual es. Con toda su objetividad cruda y radical. Sin paños calientes ni eufemismos. El sí es sí, y el no es no.

2.- Ante esta realidad surge en su corazón una sana indignación solidaria y humanitaria. Sin amarguras ni violencias, sin estridencias ni extravagancias. Saben por experiencia propia y de otros grandes hombres y mujeres que les han precedido, que no hay fuerza más fuerte, y no hay energía más enérgica que la del amor. Solo el amor, el auténtico, el de verdad, es incansable e infatigable en la perseverancia por las causas justas.

3.- Son exigentes consigo mismos para asumir el consecuente e ineludible compromiso personal y social al lado de los más necesitados.

No me negarán mis lectores que aquí nos encontramos con gente de verdadera valía, personas dignas de ser imitadas. Son las personas constructoras de cielos nuevos y tierras nuevas. Construyen cielos nuevos porque han empezado por construir tierras nuevas. Trabajan con denuedo por transformar la realidad, van por la vida pañuelo en mano para secar lágrimas, sin importarles si se trata de llantos merecidos o inmerecidos, y donde hay odio, ellos y ellas ponen amor. Son constructores de mundos nuevos.

Para Tejemedios escribió:
JOSÉ LUIS YSERN DE ARCE
Sacerdote. Doctor en Psicología